Recordando esta maravillosa novela, que leí hace ya un par de meses, pienso que Seda, su título, no alude únicamente a la búsqueda incansable del protagonista dentro de la historia, sino que es también una alegoría de la propia novela: tan delicada y ligera como la seda.
Seda, de Alessandro Baricco
La historia transcurre en el siglo XIX. Hervé Joncour, el protagonista, es un hombre que cruza medio mundo para llegar a Japón en busca de los mejores huevos de gusanos de seda. Pretende con ello salvar la economía de su pequeño pueblo francés, pues todos los demás huevos están afectados por una extraña enfermedad. El viaje, que al principio tiene una motivación puramente comercial, se transforma en una experiencia íntima, marcada por el silencio, la atracción prohibida y el peso de lo que no se dice.
Pero lo más delicioso de la narración es su prosa: poética, limpia y sencilla. Más que leer, uno siente que escucha una melodía. Una historia de amor contenida, apenas rozada, contada con la distancia justa para que duela.
Precisamente hoy me ha llegado una cita de Gabriel García Márquez que me parece perfecta para ilustrarla:
«Hay sentimientos que es mejor que se queden en lo platónico; y es mejor recordarlos así, irreales, inacabados, porque eso es lo que los hace perfectos».
Seda es la historia de un amor apenas suspirado, que sugiere mucho más de lo que dice, y nos recuerda que, a menudo, la brevedad y la ligereza del lenguaje son más efectivas que el exceso de palabras.
Presentación del autor
Añado a continuación las palabras que usó Alessandro Baricco para presentar el libro, porque no hay nadie mejor que él para describirlo:
«Ésta no es una novela. Ni siquiera es un cuento. Ésta es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento. El hombre se llama Hervé Joncour. El lago, no se sabe.
Se podría decir que es una historia de amor. Pero si solamente fuera eso, no habría valido la pena contarla. En ella están entremezclados deseos, y dolores, que no tienen un nombre exacto que los designe. Esto es algo muy antiguo. Cuando no se tiene un nombre para decir las cosas, entonces se utilizan historias. No hay mucho más que añadir. Quizá lo mejor sea aclarar que se trata de una historia decimonónica: lo justo para que nadie se espere aviones, lavadoras o psicoanalistas. No los hay. Quizá en otra ocasión.»
Veredicto
Si estoy aquí escribiendo sobre Seda, es porque me ha dejado huella. Es un libro especial, que me dejó en el corazón una tristeza dulce, como si tuviera el alma a flor de piel. Una novela muy breve, que puede leerse en una tarde, pero cuyo eco permanece.
Solo un maestro como Baricco podría condensar tanta magia en apenas cien páginas. No busques en ella grandes giros ni explicaciones. Es un texto para quien sabe detenerse en lo que no se dice. Para quien entiende que hay historias que, como la seda, son frágiles, hermosas y difíciles de atrapar con las manos.
Para mí, digna merecedora de cinco estrellas.

Alessandro Baricco
Alessandro Baricco (Turín, 1958) es uno de los escritores italianos contemporáneos más reconocidos. Licenciado en Filosofía y formado también en piano, ha combinado su interés por la literatura y la música a lo largo de toda su obra. Se dio a conocer con Castillos de rabia (1991), pero fue Seda (1996) la novela que lo catapultó al éxito internacional, traducida a más de 30 idiomas. Baricco también ha trabajado como ensayista, guionista y director de teatro. En 1994 fundó en Turín la Scuola Holden, un centro dedicado a la narrativa y las artes contemporáneas. Su estilo se caracteriza por una prosa musical, sugerente y cargada de silencios, alejada de las formas narrativas convencionales.