Por qué nos gusta leer. Chica leyendo a contraluz. patriciadiazvidal.es

¿Por qué nos gustan las historias?

No me conoces, pero estás aquí, leyéndome. He captado tu atención, ¿por qué? ¿Te apasiona leer? ¿Te gustan las anécdotas que cuentan tus amigos? ¿Devoras novelas, películas y series? Las historias forman parte de tu vida, son los cuentos con los que has crecido y que han acompañado a la humanidad desde tiempos remotos. Pero ¿por qué las historias nos fascinan tanto? La respuesta radica en nuestra naturaleza humana y en cómo las historias responden a nuestras necesidades más profundas.

Una ventaja evolutiva

Desde tiempos prehistóricos, contar historias ha sido esencial para la supervivencia. Antes de la escritura, las historias eran el medio principal para transmitir conocimientos. Las personas que prestaban atención a las historias aprendieron lo que otras personas o tribus ya habían aprendido antes que ellas y esto les daba una ventaja evolutiva. Sí, te gustan tanto las historias porque está en tu ADN, porque ese interés que corre por tus venas ayudó a tus antepasados a adaptarse mejor al entorno en el que vivían.

Imagina a un grupo de cazadores prehistóricos sentados alrededor de una hoguera. Uno de ellos comparte una historia sobre dónde encontró y cómo identificó una planta comestible. Otro narra una anécdota sobre un compañero que sufrió un ataque al acercarse demasiado a una guarida de lobos. Ese interés en las experiencias narradas mejoraba la supervivencia de los individuos y del grupo. Y ese gen o genes que amplificaban este interés pasó de generación en generación con una altísima tasa de acierto. Puro darwinismo.

A medida que las culturas fueron creciendo en complejidad, las historias también sirvieron como un vehículo para reforzar las identidades colectivas a través de mitos y leyendas; ofrecieron modelos de comportamiento y transmitieron valores, creencias y tradiciones de una generación a otra.

¿Por qué nos fascinan las historias? - Personas conversando en torno a una fogata

Una conexión emocional

La habilidad de generar empatía y entender las emociones de los demás también fue clave para la supervivencia de nuestros ancestros, y las historias fueron el medio ideal para cultivar esa capacidad. Sí, las historias nos hicieron empáticos en el pasado, y nos hacen más empáticos hoy. Adoramos las historias que nos conmueven y nos hacen meternos en la piel de sus personajes. A través de las historias podemos ser otras personas y, además, nos permiten experimentar esas emociones de manera segura. Podemos sufrir sin hacernos daño, y ganar las olimpiadas sin ser atletas. Vivimos los triunfos y los fracasos de los personajes como si fueran propios, aunque carezcamos de los dones para lograr sus éxitos y sabiendo que estamos a salvo, en casa.

Orden en el caos y una via de escape

Además de sentir lo que otros sienten, también nos ayuda vernos reflejados en los personajes y en sus luchas. Nos recuerda que no estamos solos, que los otros también sufren, y esto nos consuela y nos da fuerzas.

Las historias nos permiten escapar del mundo real cuando la vida nos abruma con su falta de estructura, su injusticia y su realidad caótica.

Cuántas historias de amor inconclusas hemos vivido o visto a nuestro alrededor, cuánta gente malvada campando a sus anchas, cuántos círculos que nunca se cerraron. Sin embargo, las historias que se narran suelen contar con una estructura lógica, con un inicio, un desarrollo y un desenlace. En las historias los círculos se cierran y la justicia acaba (normalmente) cobrándose el precio que le toca. Y eso nos aporta paz; esta visión ordenada del mundo nos satisface mucho más que el mundo real en el que vivimos. Cuando todo va mal, siempre nos quedarán las historias con final feliz.

Y un centenar de motivos más

Hay una infinidad de motivos adicionales por los que nos encantan las historias. Porque estimulan nuestra imaginación y activan nuestra creatividad. Nos enseñan, nos unen y nos ayudan a entender el mundo y a nosotros mismos.  Las historias crean lazos y comunidad (conocí a mi marido gracias a las historias).

En definitiva, las historias son más que entretenimiento; son una parte esencial de nuestra humanidad. Y yo, a título personal, puedo decir que leer y escribir me recarga las pilas y me llena de paz. Y que compartir hoy esta pequeña gran historia con vosotros me hace sentiros a todos un poco más cerca.

¿Y a ti? ¿Se te ocurre algún otro motivo por el que nos gustan tanto las historias?

¡Hola! 👋
Encantada de conocerte.

Regístrate para recibir contenido interesante en tu correo, como las nuevas entradas del blog.

¡No hacemos spam! Lee nuestra política de privacidad para obtener más información.

Comparte

2 comentarios sobre “¿Por qué nos gustan las historias?

  1. Responder
    Lobezno - 31 de enero de 2025

    Me parece que nos hacemos las mismas preguntas. Creo que leer al lado del fuego es la huella de nuestros antepasados que permanece en nosotros. Nos gusta porque, sin que lo sepamos, nos acerca a nuestras raíces más profundas. Desde el principio de la escritura hasta nuestros días, cada vez que un relato ha sido pasado al papel, el narrador ha puesto en escena la problemática de su mundo, con la esperanza de que dure un poco más que su corta y pasajera vida. Ha querido ponerse al abrigo del tiempo y de la muerte y, al hacerlo, ha soñado que sus historias serán eternas. La tradición oral y la escrita existen porque el hombre sabe, sin ser completamente consciente, que la conciencia individual desaparece con la muerte.

    1. Responder
      Patricia Díaz - 31 de enero de 2025

      La necesidad de hacer que nuestras historias nos sobrevivan. Otro motivo más para narrar y escuchar historias. ¡Bonita reflexión!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver arriba